Como la Unión Europea se está preparando para una importante reforma de la normativa fundamental de Internet, estamos introduciendo los principios que guiarán nuestro trabajo político en torno a la Ley de Servicios Digitales. En este post, examinamos más de cerca lo que queremos decir cuando hablamos de las obligaciones de interoperabilidad, y algunos de los principios que deberían guiar las medidas de interoperabilidad para asegurar que sirvan a los usuarios, y no a las empresas.

Nuevas reglas para las plataformas en línea

Los próximos años serán decisivos para la reglamentación de Internet en la Unión Europea (UE) y fuera de ella, ya que Europa está considerando la actualización más importante de su marco reglamentario para las plataformas de Internet en dos decenios. En sus directrices políticas y en una comunicación reciente, la Comisión Europea se ha comprometido a revisar la Directiva sobre el comercio electrónico, que constituye la columna vertebral de la reglamentación de Internet de la UE. Se supone que una nueva ley, la Ley de Servicios Digitales (DSA), actualizará las responsabilidades jurídicas de las plataformas en línea. Las nuevas normas favorables a la competencia, que abordan el comportamiento injusto de las plataformas dominantes, son otro objetivo de la próxima reforma.

La EFF trabajará con las instituciones de la UE para abogar por que los usuarios vuelvan a tener el control de sus experiencias en línea a través de medidas de transparencia y anonimato, preservando al mismo tiempo la columna vertebral de las facturas de Internet centradas en la innovación: inmunidad para las plataformas en línea de la responsabilidad por el contenido de los usuarios y prohibición de las obligaciones de filtrado y vigilancia.

La reforma de la Directiva sobre el comercio electrónico conlleva el riesgo de que la UE siga los pasos de las reglamentaciones hostiles a Internet que fomentan la privatización de la aplicación, como la Directiva sobre el derecho de autor, el NetzDG alemán o el proyecto de ley Avia francés. Por otro lado, también es una oportunidad para romper los jardines amurallados en que se han convertido muchas grandes plataformas, y para poner los derechos de los usuarios a la autodeterminación informativa en primer plano.

Obligaciones de interoperabilidad

Creemos que las obligaciones de interoperabilidad son una herramienta importante para lograr estos objetivos. Hoy en día, la mayoría de los elementos de nuestras experiencias en línea están diseñados y regulados por grandes empresas de plataformas que tienen un poder de mercado significativo. Muchas plataformas se encargan (o son obligadas) a vigilar la expresión y a arbitrar el acceso al contenido, al conocimiento y a los bienes y servicios. Actúan como guardianes de la mayoría de nuestras interacciones sociales, económicas y políticas en línea. Las plataformas son poderosas y su poder proviene de muchas fuentes: la mayoría de los grandes actores de la tecnología actual tienen un historial de sofocar a los competidores mediante medidas técnicas, demandas estratégicas y adquisición de competidores. Con el tiempo, las grandes plataformas se han afianzado gracias a los efectos de la red, su gran tamaño y los importantes recursos de que disponen. Esto se ve reforzado por una reglamentación que a menudo se ha vuelto demasiado difícil o costosa de aplicar para los competidores más pequeños. El resultado: los usuarios se convierten en rehenes, encerrados en un laberinto de jardines amurallados.

La solución a esta situación no es reinventar la rueda, sino inspirarse en cómo eran los primeros días de Internet. El ascenso de muchos de los actores importantes de hoy en día se vio favorecido por la interoperabilidad, es decir, la capacidad de hacer que un nuevo producto o servicio funcione con un producto o servicio existente. Los actuales titulares hicieron su fortuna construyendo sus nuevas ideas sobre los productos o estructuras existentes, creando así una interoperabilidad adversarial, a menudo en contra de la voluntad de los titulares de entonces. En estos primeros días de la Internet, no sólo florecieron las nuevas empresas y participantes en el mercado, sino que también los usuarios tuvieron muchas más opciones y control sobre los servicios y productos que crearon sus experiencias en línea.

Principio 1: Obligaciones generales de interoperabilidad

La visión de la EFF es un régimen legal que fomenta la innovación y devuelve a los usuarios el control de sus datos, su privacidad y sus experiencias en línea. Creemos que la interoperabilidad tiene un papel importante que desempeñar para que esta visión de una Internet de interés público cobre vida, por lo que proponemos obligaciones de interoperabilidad para las plataformas con un poder de mercado significativo. Lo que queremos decir con esto es simple: las plataformas que controlan cuotas significativas de un mercado, y actúan como guardianes de ese mercado, deben ofrecer posibilidades para que las plataformas competidoras, no tradicionales, puedan interoperar con sus características clave.

Mientras que los europeos ya tienen derecho a la portabilidad de los datos bajo el GDPR, este derecho tiene límites. No es tan amplia (los usuarios no pueden transferir todos los datos personales), es condicional (sólo es posible cuando es "técnicamente factible") y no está claro adónde deben transferir sus datos los usuarios. La interoperabilidad es la pieza que falta para dar vida al derecho a la portabilidad. La interoperabilidad mediante interfaces técnicas permitiría a los usuarios comunicarse con sus amigos a través de las fronteras de las plataformas, o poder seguir su contenido favorito a través de diferentes plataformas sin tener que crear varias cuentas. Los usuarios ya no se verían obligados a permanecer en una plataforma que hace caso omiso de su privacidad, recoge encubiertamente sus datos o pone en peligro su seguridad, por temor a perder su red social. En lugar de ello, los usuarios tendrían la oportunidad de tomar decisiones reales e informadas.

Principio 2: Delegabilidad

Pero no termina aquí. La interoperabilidad también debe darse a nivel de las interfaces de usuario, y debe permitir tanta flexibilidad y diversidad como los usuarios quieran. Por lo tanto, las plataformas con un importante poder de mercado también deberían hacer posible que terceros que compiten entre sí actúen en nombre de los usuarios. Si los usuarios lo desean, deberían poder delegar elementos de su experiencia en línea a diferentes agentes competentes. Por ejemplo, si no le gustan las prácticas de moderación de contenidos de Facebook, debería poder delegar esa tarea en otra organización, como una organización sin fines de lucro especializada en la moderación de contenidos basada en la comunidad.

Principio 3: Limitar el uso comercial de los datos

A fin de evitar la explotación de la interoperabilidad, los datos que se faciliten mediante la interoperabilidad no deben estar disponibles para su uso comercial general. La mayoría de las grandes plataformas se basan en modelos comerciales que se apoyan en la recopilación y venta (a menudo codiciada) de datos de los usuarios, con lo que se monetiza la atención de los usuarios y se explotan sus datos personales. Por consiguiente, los datos que se faciliten con fines de interoperabilidad sólo deberían utilizarse para mantener la interoperabilidad, salvaguardar la privacidad de los usuarios o garantizar la seguridad de los datos. Al prohibir el uso comercial de los datos utilizados para aplicar o mantener la interoperabilidad, también queremos incentivar positivamente a los competidores con modelos comerciales innovadores, responsables y que protejan la privacidad.

Principio 4: Privacidad

Es fundamental facultar a los usuarios para que asuman el control de cómo, cuándo, por qué y con quién se comparten sus datos. Esto significa que deben respetarse los principios clave que sustentan la RPI y otras leyes aplicables, como la minimización de datos, la privacidad por diseño y la privacidad por defecto. Esto también debería incluir interfaces fáciles de usar a través de las cuales los usuarios puedan dar su consentimiento explícito con respecto a cualquier uso de sus datos (así como revocar ese consentimiento en cualquier momento).

Principio 5: Seguridad

Pero los datos y las comunicaciones de los usuarios no sólo deben mantenerse privados, sino también seguros. Las medidas de interoperabilidad deben centrarse siempre en la seguridad de los usuarios y nunca deben interpretarse como una razón que impida a las plataformas realizar esfuerzos para mantener a los usuarios seguros. Sin embargo, si los intermediarios tienen que suspender la interoperabilidad para solucionar los problemas de seguridad, no deberían explotar esas situaciones para romper la interoperabilidad, sino más bien comunicarse de forma transparente, resolver el problema y restablecer las interfaces de interoperabilidad en un plazo razonable y claramente definido.

Principio 6: Documentación y no discriminación

Por último, es crucial asegurarse de que la interoperabilidad no se convierta en un instrumento para que los poderosos titulares actúen como guardianes y consagren aún más su posición dominante. Nuestro objetivo de potenciar a los usuarios se cumple mejor cuando la diversidad y la pluralidad son más fuertes, por lo que la interoperabilidad debería beneficiar a tantos competidores como sea posible, en lugar de sólo a unas pocas partes favorecidas. Para ofrecer a los usuarios más opciones, el acceso a las interfaces de interoperabilidad no debe discriminar entre los distintos competidores y no debe ir acompañado de obligaciones o restricciones de contenido enérgicas. Las interfaces de interoperabilidad, como las API, también deben ser fáciles de encontrar, bien documentadas y transparentes.

Conclusión

La exigencia de que las plataformas con un importante poder de mercado permitan la interoperabilidad con sus servicios es un primer paso importante para que los usuarios puedan decidir cómo quieren configurar sus experiencias en línea. La portabilidad, la interoperabilidad y la delegación de datos permitirán a los usuarios tomar decisiones reales en relación con las personas con las que quieren interactuar, la moderación del contenido que encuentran y el uso de sus datos. Los mandatos de interoperabilidad, sin embargo, no son una solución fácil o rápida a los problemas que subyacen en el actual panorama de plataformas dominantes. Debemos adoptar un punto de vista holístico de la política digital y tener cuidado de que los encargados de la formulación de políticas no den inadvertidamente a los titulares excusas para bloquear a sus competidores para entrar en un mercado.