Gracias al escrutinio público se anuló una extrema ley de retención de datos
Fundación Vía Libre
Argentina
(Publicado diciembre 2012) Durante años, las leyes que exigen el almacenamiento de los datos de tráfico de los usuarios de Internet se destacaron como una amenaza a los derechos de privacidad en el mundo digital. Mientras que la muy controvertida Directiva de Retención de Datos de la Unión Europea requiere que los países miembros de la UE aprueben leyes que obliguen a los proveedores de servicios de Internet (ISPs, por su sigla en inglés) y telcos a registrar los datos de las comunicaciones por un plazo máximo de dos años, en Argentina en 2005 surgió una propuesta aún más extrema. El entonces presidente Néstor Kirchner, ya fallecido, emitió un decreto que reformaba la Ley Nacional de Telecomunicaciones de 2003. La nueva provisión de retención de datos en la legislación obligaba a todas las empresas de telecomunicaciones y proveedores de Internet a registrar, indexar y almacenar datos de tráfico por un período de diez años. Esta información se proporcionaría a la justicia Argentina y a la oficina del Procurador General a petición.
Esa regulación habría resultado en lo que la Fundación Vía Libre—una organización de derechos digitales con sede en Córdoba, Argentina—considera como una inaceptable invasión a la privacidad. Aparte de las implicaciones a la privacidad de permitir que décadas de datos de tráfico estuvieran disponibles para las autoridades que así lo requieran, el proyecto creaba importantes costos para los proveedores de Internet.
A pesar de que en Argentina hay pocas organizaciones que abordan temas de libertades civiles digitales, esta organización de base fue capaz de educar a los medios de comunicación sobre las significativas implicaciones a la privacidad de este proyecto. Una vez que la noticia tomó estado público, el gobierno argentino enfrentó una importante reacción negativa del público. Finalmente la ley fue revocada.
Beatriz Busaniche, miembro de la Fundación Vía Libre, hizo conocer la noticia a los periodistas, explicando por qué el proyecto representaba una amenaza al derecho a la privacidad de los argentinos. Al principio no estaba segura si el mensaje estaba llegando. “Casi nadie le prestó atención, no entendían”, recordó. Hasta que recibió un llamado telefónico de una periodista pidiendo que le explique el tema. Como la reportera tenía escasa experiencia técnica, Busaniche estuvo al teléfono con ella durante dos horas. También conectó a la periodista con otros expertos en América Latina, incluyendo a la directora de derechos internacionales de la EFF Katitza Rodríguez, quien para ese entonces vivía en Perú. Rodríguez le explicó los problemas con el anteproyecto de Directiva Europea de Retención de Datos, que fue adoptada posteriormente en 2006.
“Después de eso, no pasó nada durante casi un mes”, dice Busaniche, quien no se sentía optimista de que la prensa se hiciera eco del asunto.
Hasta que temprano, en una mañana de domingo, el teléfono de Busaniche comenzó a sonar y sonar. “Eran periodistas de canales de televisión—los principales canales—que me preguntan qué estaba pasando”, recuerda. En ese momento se enteró de que la entrevista estaba presentada en primera plana en la portada en Página 12, un diario con base en Buenos Aires. En la parte superior se leía en letras de molde: “Hay un espía en mi PC”.
“Tuvo un impacto muy fuerte”, recuerda Busaniche. La nota inicial y la cobertura mediática posterior generaron una controversia pública generalizada. En una semana, el presidente Kirchner declaró públicamente que el decreto de retención obligatoria de datos había sido un error.
Tres años más tarde, en 2008, la Corte Suprema en Argentina anuló oficialmente la regulación de retención de datos por considerarla inconstitucional. La legislación de retención de datos—a la que el tribunal definió como una "interferencia drástica con la esfera privada del individuo"—fue anulada debido a la falta de precisión en su redacción.
En este caso, la estrategia empleada por la Fundación Vía Libre fue recurrir a la prensa. Como la organización es reconocida por su experiencia en el ámbito de los derechos digitales, los periodistas frecuentemente contactan con sus miembros para obtener información y testimonios. Este es el resultado de una estrategia de prensa exitosa. Como señala Busaniche, antes de empezar a llamar a los medios de comunicación los activistas deben tener en cuenta una serie de factores.
“Lo mejor que puedes hacer es tener buena información”, dice. “Debes ser digno de confianza.” Con ese fin, sugiere que siempre que sea posible se citen las fuentes en las declaraciones públicas, asegurándose que esas fuentes sean creíbles. “Si das información falsa, nunca más van a confiar en ti”, señala.
Además de proporcionar información investigada y validada, otra importante estrategia de medios es asumir la responsabilidad de asegurarse que el periodista con el que se está hablando entiende perfectamente el tema. La mayoría de los reporteros no son expertos en tu materia, por lo que dependen de tí para educarlos. “Si no lo entienden, no lo van a publicar”, resume Busaniche.
Por último, la Fundación Vía Libre también aprendió que es más probable que los medios respondan a los comunicados de prensa si estos se envían de forma selectiva. En lugar de ponerse en contacto con los periodistas por cada tema menor, Busaniche aconseja guardar las alertas para cuando algo verdaderamente monumental esté ocurriendo. De esta manera los medios de comunicación serán más propensos a tomar nota.
- Cultivar las relaciones con la prensa.
- Asegurar que eres preciso y confiable en las conversaciones con los medios.
- No llamar a la prensa por todo. Seleccionar los temas cuidadosamente.
- Conectar a la prensa local con expertos en el tema.