Altos funcionarios de los países que participan del Tratado Trans-Pacífico (TPP en inglés) se han convocado en Nueva Zelanda esta semana para firmar el acuerdo final. Pero en realidad esta ceremonia es simplemente una formalidad. Desde noviembre del año pasado, desde el día que anunciaron un acuerdo concluido e hicieron público el texto un poco después, sabíamos que iban a hacer ésto. Los funcionarios de comercio no han rendido cuentas al público. Ellos se mantuvieron firmes excluyendo la participación pública y haciendo caso omiso a todos los pedidos de transparencia en los más de cinco años de negociaciones del TPP. Debido a este proceso opaco, los negociadores comerciales fueron capaces de cumplir con la lista de deseos de Hollywood y de las grandes compañías tecnológicas en cuanto a las políticas de regulación y sin tener que preocuparse por la forma en que éstas impactarían en la Internet o los derechos de las personas ni de sus sus dispositivos digitales.

Pero para que el TPP entre realmente en vigor, los países deben ratificarlo. Cada uno de los doce países integrantes del TPP tienen procedimientos diferentes para hacer ello, pero en los Estados Unidos, las dos cámaras del Congreso tienen que votar o rechazar el acuerdo. Debido a razones políticas y conforme a las cláusulas estipuladas por el TPP,1 el tratado no puede entrar en vigor sin la ratificación de los EE.UU. Es por eso que es tan importante que en EE.UU. los ciudadanos exijan la rendición de cuentas al Congreso sobre este tratado y urjan a sus legisladores que voten por el NO cuando el TPP les sea presentado para su aprobación.

No es probable que el Congreso de los Estados Unidos vote en la aplicación de la reglamentación del TPP (es decir, la ratificación) hasta después que la Comisión de Comercio Internacional de los Estados Unidos (ITC en inglés) emita a mediados de mayo su informe sobre los impactos económicos del tratado. En algún momento después de eso, el presidente presentará a los legisladores la aplicación de la reglamentación. Una vez que eso suceda, la Cámara de Representantes tiene 60 días a partir de la introducción del proyecto de ley para realizar una votación, y el Senado tiene otros 30 días, por lo que son unos 90 días en total para aprobar o rechazar el tratado. Esta segunda línea de tiempo sólo se iniciará cuando la Casa Blanca confíe que obtuvo los votos necesarios para su aprobación. Es por eso que es fundamental mantener una presión constante sobre los legisladores para revertir los planes del Ejecutivo para aprobar el TPP.

Una completa amenaza a los derechos, con dudosos beneficios en la economía

Mientras que los líderes de comercio han promocionado la firma del acuerdo en esta semana, el TPP continúa atrayendo a las críticas internacionales. Desde Ginebra, el experto en derechos humanos de la ONU Alfred de Zayas publicó un comunicado condenando todo el tratado, manifestando que "el TPP es fundamentalmente defectuoso y no debe ser firmado o ratificado" a menos que se garantice el derecho de los Estados a promulgar reglamentos en aras de proteger el interés público. También hizo hincapié en que los países involucrados deben reafirmar sus obligaciones internacionales de derechos humanos en el ejercicio de las disposiciones del tratado. El profesor Michael Geist de la Universidad de Ottawa ha estado escribiendo sobre el acuerdo todos los días desde el inicio del año, destacando varios problemas con el TPP -incluyendo la falta de equilibrio en el capítulo de la Propiedad Intelectual, la prohibición de evadir los cerrojos digitales en dispositivos y contenidos, y las diferentes formas en que el acuerdo podría socavar la privacidad de los usuarios.

Incluso los beneficios económicos del TPP están bajo una disputa intensa. Investigadores de la Universidad de Tufts publicaron un informe el pasado lunes en el que hallaron que el tratado conduciría a pérdidas de empleo y al aumento de la desigualdad económica. Mientras tanto, un análisis divulgado la semana pasada por el Instituto Peterson de Economía Internacional ratificó las alegaciones de la Casa Blanca que el TPP aumentaría los ingresos y el crecimiento económico en los Estados Unidos. Estos informes podrían influir en el resultado de la evaluación de la ITC sobre el TPP y, a su vez, impactar en el apoyo o desaprobación del tratado en el Congreso.

Existe un desacuerdo sobre los impactos de los contenidos sustantivos del acuerdo, pero existe un elemento seguro. Las negociaciones del TPP se llevaron a puerta cerrada, con fuerte influencia de un limitado subgrupo de las partes interesadas. Esto significó que miembros del público en general, incluidas las pequeñas empresas, emprendedores, y otros sectores menos representados, fueron excluidos en gran medida. Dado este hecho, es muy poco convincente que el TPP podría reflejar verdaderamente las preocupaciones de todos los diversos actores de la economía, muchos de los cuales pueden no ser políticamente influyentes ahora, pero que pueden estar en el terreno donde impulsarán la innovación en las próximas décadas.

Lo que es importante de recordar también es que el crecimiento económico no es el único factor por el cual debemos medir el valor o la necesidad de leyes y propuestas regulatorias. El TPP puede conducir al crecimiento de las economías nacionales en una pequeña fracción de un punto porcentual, pero, ¿es eso todo lo que importa? Por supuesto que no. Hechos como el derecho de reparar, modificar y reciclar nuestros propios dispositivos son importantes. La capacidad de expresar, criticar, retocar y volver a utilizar las obras creativas nuevas o destacadas son importantes. Es relevante, porque así las obras culturales permanecen por ley bajo llave durante tanto tiempo y que tras varias décadas, son subutilizadas o literalmente desaparecen sin haber sido preservadas.

Todas estas y otras consideraciones son importantes. Sin embargo, ellas no fueron tomadas en cuenta. Es por esto que este acuerdo es una traición a la democracia,  a todas las personas cuyas preocupaciones no han sido atendidas en estas negociaciones. En Estados Unidos al menos, tenemos que hacer que el Congreso entienda esto, ya que sólo lo oirán si proviene de sus electores, el pueblo estadounidense.

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  • 1. El TPP entrará en vigencia, ya sea en 60 días después de que cualquiera de los países firmantes originales lo ratifiquen; o si eso no ocurre, dentro de dos años, en Abril de 2018, si al menos seis de los 12 países que representen el 85 por ciento del PIB combinado de los países firmantes originales han ratificado el acuerdo.